La pareja se juró amor eterno en la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar en la Ciudad de México, acompañados sólo de amigos cercanos.
Los minutos pasaba y Edith seguía en una limusina blanca, mientras en la ciudad no dejaba de llover, hasta que por fin bajó del vehículo luciendo un vestido del diseñador Manuel Mota.
Constanza, la pequeña hija de Edith, también estaba ahí, mirando con asombro un altercado que se suscitaba entre la prensa y la guardia de seguridad.
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