domingo, 19 de septiembre de 2010

Andres Calamaro, mejor estos clásicos 'on the rock'

Ya no es aquel, pero cautiva igual o más... Cuando asoma en el escenario y desata el éxtasis de su fiel e incondicional público, hay que rendirse una vez más ante la evidencia. Andrés Calamaro actuó anoche en La Riviera de Madrid con la excusa de presentar su nuevo disco, 'On the rock'.  Excusa porque casi ni interpretó los temas de este álbum en una sala de conciertos abarrotada con más de 3.500 personas, que le queda pequeña. Para su música y para la cantidad de seguidores que lo acompañan desde hace hace tres décadas.
El disco que lo trae a España sólo representó la fachada de un concierto que fue levantando temperatura a medida que transcurrían los minutos. Abrió con 'Los Divinos', de 'On The rock', pero a partir de allí fue soltando sus versos invencibles, sus estribillos clásicos e inmortales y las melodías eternas que retratan un fragmento de la vida de muchos de quienes estaban allí.
A los diez minutos del reencuentro con su público tronó 'Mi enfemedad', y La Riviera se convirtió en una hoguera con manos al viento y rituales futboleros similares a los de la mítica 'Bombonera' de Buenos Aires.
No obstante, aún el clima no era todo lo festivo como podía imaginarse. Principalmente del lado del escenario: el Cantante' se mostró bastante pasivo, estático entre sus guitarras, como escondido detrás de sus gafas y falto de conexión con su público.
Pero el vendaval de clásicos que comenzó a vomitar después, sumados a una mayor energía calamaresca, no podían defraudar.  En el repertorio escogió muchos temas de 'La Lengua Popular' (su penúltimo y maravilloso disco en estudios) y 'Alta Suciedad' (uno de los trabajos más soberbios de su carrera). Allí sonaron 'Mi gin-tonic' y 'Los chicos' (del primero), y 'Comida China' y 'Alta Suciedad' (del segundo) , entre otros.
A esa altura todo era locura. Los nostálgicos no se quedaron con las ganas. Hubo grandes momentos con 'Tú me estás atrapando otra vez' y 'Una canción de amor'. También licencias propias de Calamaro, como una parodia poco solvente y que no venía a cuento de 'No Woman no Cry', de Bob Marley.
El final no dio respiro  Tras cantar 'Paloma' , esa poesía magistral devenida en himno de masas, se guardó la mejor batería de bises imaginables: 'Estadio Azteca', 'Crímenes Perfectios' (¿existe una obra más perfecta que ésta en el cancionero criminal del Salmón??) y 'Flaca', con una intro del tango 'Volver'. Y volvió Calamaro. Y sí, al final fue fiesta. Y mejor estos clásicos 'on the rock' bebidos a sorbos lentos... Saludó con pases de torero, para ratificar una vez más su amor incondicional a la Fiesta Nacional y enviar otro mensaje a Cataluña.  Pero esta plaza, la de La Riviera, te queda chica, Andrés...

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